Ingenieria

La concertación territorial busca asociar a los actores locales, ciudadanos o usuarios de los recursos a la gestión de sus territorios. Las razones para asociarlos en el proyecto pueden ser variadas: integrar sus experiencias de uso, instaurar un ambiente de confianza, desbloquear situaciones de tensión o para alcanzar una gestión territorial más democrática y sostenible.

Estos dispositivos participativos relevan numerosas preguntas:

  • ¿Cómo pasar de un análisis de un problema a la creación estratégica de un proceso participativo?
  • ¿Cómo pasar de un análisis de un problema a la creación estratégica de un proceso participativo?
  • ¿Cómo pasar de la representación de los intereses individuales o colectivos hacia perspectivas compartidas?
  • ¿Qué postura se debe adoptar para que el proceso sea positivo?

La ingeniería de la concertación permite responder a estas preguntas y aporta soluciones concretas en las diferentes fases del proyecto: desde el diseño, movilización de los actores, y animación del proceso hasta su evaluación. Nuestra ingeniería está estructurada por un método que integra diferentes etapas y herramientas. Asimismo se guía por un conjunto de valores que garantizan la deontología profesional.

Nuestro enfoque

Una concertación territorial abarca generalmente tres fases: une fase de preparación, una fase de animación y una fase de evaluación.

  1. El éxito de un proceso de concertación depende principalmente de su preparación. Para realizar esto, analizamos el contexto y clarificamos los objetivos del proyecto así como de las márgenes de maniobra. Enseguida, identificamos las partes interesadas y sus expectativas frente al proyecto. Finalmente, diseñamos un proceso formalizado a través de una sucesión de etapas que tienen objetivos precisos y que implican a todos o una parte de los actores identificados.
  2. La animación debe luego asegurar el buen desarrollo de cada etapa del proceso. Movilizamos diferentes técnicas de facilitación y de herramientas participativas innovadoras (modelamiento participativo y juegos de roles, entre otros). Esta animación está guiada por una postura específica (neutralidad, transparencia, etc.).
  3. Finalmente, la evaluación de un proyecto participativo tiene como finalidad sacar las enseñanzas del proyecto. No es obligatoria pero la recomendamos. La evaluación permite medir la calidad del proceso así como la legitimidad de las decisiones que se toman al final de la concertación.

Siguiendo este enfoque nuestros procesos participativos y de concertación permiten:

  • Crear las condiciones propicias para el diálogo (se prepara a cada grupo de interés para la discusión con los demás)
  • Construir una representación compartida de la situación o problema entre los diferentes participantes (por ejemplo a través de un diagnóstico participativo), y eventualmente proyectarse en el futuro (por ejemplo a través de simulaciones)
  • Definir objetivos consensuados permitiendo resolver todo o una parte del problema y las maneras de evitarlo (por ejemplo a través de un plan de acción)
  • Formular un cierto número de recomendaciones a para los que toman las decisiones.